La historia que nos contamos

Las familias tienen siempre una manera propia de ser. Esta singularidad hace que sintamos que pertenecemos a ella, nos construimos a partir de sus dinámicas relacionales y de su comunicación. Internalizamos la narración de nuestra historia y de nuestro lugar en la familia.

Y con esa historia nos presentamos al mundo.

Rilke decía: “no amamos, como las flores, durante una sola estación; cuando amamos, se nos sube por los brazos una savia inmemorial”.

Cuando vamos a la pareja vamos con todos aquellos que estuvieron antes. Con sus logros y sus dones pero también con todo aquello que no pudo ser.

En los talleres de Constelaciones familiares miramos la historia que nos hemos contado. Vemos las dinámicas propias en la pareja y la familia y les podemos dar un nuevo significado. Resignificar permite vernos en un lugar nuevo, un lugar de fuerza y confianza con la vida.

Nunca es tarde para contarnos una nueva historia.

 

Laia Pérez de Olaguer

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