El relato de mi familia

¿Cuánta buena vida estoy dispuesta a tener?

Tanto en consulta individual o de pareja, como en los talleres de Constelaciones Familiares, vemos muchas veces como el bienestar de la persona ha quedado atrapado en un momento concreto de su ciclo vital. Lo notamos porque que sentimos que no avanzamos en algo que nos puede suponer vivir mejor y que va más allá de nuestra voluntad. Ganar más dinero, tener una buena pareja, lograr un proyecto, tener buena salud.

Esta mejor vida que no logramos alcanzar nos acerca o nos aleja del relato de la historia familiar?

Los miembros de una familia están íntimamente relacionados entre sí y de una manera muy especial cuando ha habido algún destino difícil. Una enfermedad grave, una muerte temprana, actos de guerra, violencia. Este destino crea un vínculo muy fuerte, invisible a veces, que permanece en el tiempo, y genera en el sentir del sistema familiar una deuda difícil de saldar.
Los miembros posteriores sin conocer muchas veces el contexto se sienten con ventaja por estar sanos, felices o vivos. Y a veces esta ventaja se traduce en una necesidad imperiosa (e inconsciente) de sacrificio, de lealtad a aquellos que padecieron. Una lealtad que se siente como inocencia. Saberse de los suyos.
Por amor a los suyos, un amor que llamamos ciego, se arriesga y sacrifica su propia salud, su propia felicidad, imitando patrones familiares dolorosos como si de alguna manera pudieran compensar lo que otros padecieron.
Como si una voz interna dijera “yo por ti”.

 

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